viernes, 12 de octubre de 2012


Por Máscara de cuero.

En fin, aquí vamos. Nunca había sentido los deseos bobos de mostrar mis cosas. Me parece de mal gusto, en general, andar exhibiendo, a sabiendas de que las cosas están hechas de tiempo y todo se lo lleva Kronos cuando a bien tenga. Lo curioso es que me ha entrado el gusto bajo de mostrar y, por ende mostrarme, luego de ver lo fútil de las colecciones, puestas en la red, de las que tanto se ufanan estos días. Trabajo como médico en ciencias forenses y es escaso el tiempo de ocio del que dispongo. Un día domingo jugando en internet, me vi buscando cosas sobre literatura de terror, viejas fotos de los buenos tiempos del cine y grandes obras de arte popular sangriento.  Luego de horas de tedio, salí de la red apaleado por cientos de tontos posando frente a cosas que otros también pueden tener, pues son cosas que compraron; confundiendo su presencia con la obra; estorbando al icono como quien busca bendiciones con padrenuestros ajenos. De allí mi pregunta: ¿vale la pena exhibir un objeto sin otro fin que buscar aceptación y reverencia? Supongo que no. Puedes esconderte detrás de tus posesiones y hacer que ellas brillen por tu oscuridad. Sin embargo, a la larga, eso se nota. La sed de atención se nota. Se refleja del todo cuando lo reverenciado es el coleccionista y no la colección. Así que he decidido compartir mi humilde cuarto de atrás. Más que mostrar voy a generar memoria; a reverenciar sin pretensiones egoístas a los grandes de lo macabro. No tengo tiempo para la alabanza insulsa ni para buscarme la fama con lo poco que me ha sido dado tener. Si acaso pedir un poco de respeto para con los creadores. Agradecerles sin pararme al lado buscando aprobación. No tengo tiempo para la crítica de lo leído. No soy capaz de emular con mi pulso las delicias que me han sido dadas a experimentar ya bien sea con textos, sonidos o imágenes. Prefiero señalar el hallazgo y mi impresión que barruntar aburrimientos elogiosos o vomitivos contra o en pro de una creación que no soy capaz de abordar. Aquí les dejo, entonces, algunas piezas de esta cacería.

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